jueves, 27 de noviembre de 2008

En cualquiera de sus manifestaciones, ennoblecido por la inteligencia y el saber, o simple y llanamente en su expresion sexual, el amor debe ser libre. Se basta a si mismo desde el instante en que sin dañar a nadie embellece nuestra existencia y contribuye a nuestra felicidad.
El amor no tiene necesidad de la excusa de la procreacion, que es solamente su consecuencia normal, ni de una sancion legal o religiosa, que no son mas que reglamentos interesados o simples formalidad convencionales. El amor contiene su propia poesia y su plena justificacion. El humo del incienso y la lectura monotona del codigo civil son incapaces de hacer nacer el amor en donde no existe, de conferirle moralidad donde no es mas que regateo. El despotismo del legislador es impotente para restablecer la union de almas.

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